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Problemas para ir a la cama

La mayoría de los padres tienen que lidiar con las dificultades para conciliar el sueño o los despertares nocturnos de sus hijos.

Conseguir que los pequeños de la casa se vayan pronto a dormir es muy importante para asegurar su salud (y la de sus padres) y para su rendimiento escolar:

• Ayuda a estar más atento y centrado.

• Mejora la memoria.

• Evita la irritabilidad y problemas de comportamiento.

Adquirir unos buenos hábitos de sueño a edades tempranas será fundamental para prevenir posibles insomnios en la edad adulta.

El hecho de dormir tiene un componente biológico pero depende también del aprendizaje, es decir, de cómo el niño adquiere la capacidad de prepararse física y mentalmente para que el sueño sobrevenga de manera natural.

Estos son algunos errores que cometen los padres en relación al descanso nocturno de sus niños:

– Acostar demasiado tarde a los niños. A veces el horario de trabajo de los padres influye en este aspecto (tiene poco tiempo para jugar con sus hijos y por eso lo acuestan más tarde). Otras veces lo acuestan más tarde para evitar pleitos y con la esperanza de que se queden dormidos del cansancio y así al día siguiente se levanten más tarde.

– No tener un ambiente adecuado en su habitación para dormir. A veces las habitaciones de los niños están cargadas de estímulos no aptos para el descanso: televisores, ordenadores, etc

– No seguir una rutina diaria a la hora de dormir. Todos necesitamos esa rutina, incluso los adultos. No se puede esperar que un niño que ha tenido un día ajetreado se duerma simplemente apagando las luces.

Si el niño acude de forma esporádica a la cama de sus padres porque ha tenido una pesadilla, está enfermo o pasa una mala temporada, ello no supone problema alguno.

Es importante que el niño aprenda a dormir solo en unas condiciones que pueda reproducir cuando se despierte a media noche: dormir en su habitación, en su cama, con su mascota, sin la presencia de sus padres y con la luz apagada(o con un punto de luz tenue).

Aquí os dejo unos sencillos consejos para conseguir que los niños se vayan pronto a la cama y duerman las horas que necesitan:

– Mantener un horario fijo para acostarse y levantarse teniendo en cuenta las horas que deben dormir según la edad (11 horas de 6 meses hasta 4 años y 10 horas entre los 8 y los 12 años).

– Crear una rutina de sueño. Cada familia puede decidir la secuencia concreta de acontecimientos que regirán la última hora de vigilia del niño: baño, cena, lavado de dientes, juego tranquilo, charla, cuento… y a dormir.

– El niño debe pasar tiempo jugando en su dormitorio durante el día, para que no lo asocie con el momento desagradable de tener que irse a dormir. “La cama nunca debe ser un castigo”.

– Crear un ambiente agradable para dormir. Hay que asegurarse que la habitación tiene una temperatura adecuada, sin ruidos; que los pijamas sean cómodos, etc.

– Cuidar lo que toma antes de acostarse. La alimentación también influye en la calidad del sueño. Existen comidas que pueden alterar o excitar a los niños como son las bebidas con mucho azúcar o cafeína

– El niño no debe usar videojuegos, tablets o ver la televisión justo antes de ir a dormir. Necesita relajarse mediante la lectura de un cuento o similar.

– El niño debe aprender a dormirse solo en su cama sin la presencia de sus padres. Si se levanta cuando lo acostamos debemos acompañarlo otra vez a su cama, calmarle y volverle a dejar solo.

Se consigue con paciencia, firmeza, constancia y cariño.

 

 

Victoria Ramírez. Departamento de psicopedagogía y orientación escolar

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