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Albal homenajea a Francisca Muñoz Pastor, “Paquita la Sureta”
El pueblo de Albal rindió homenaje a Francisca Muñoz Pastor, “Paquita la Sureta”. Fue un acto donde no faltó la música y los bailes tradicionales valencianos, y donde sobre todo se destacó la importante figura de Paquita la Sureta para el pueblo de Albal.
Francisca Muñoz fue la primera mujer que llegó a ser concejala del Ayuntamiento de Albal y una de las primeras en luchar por la defensa del papel de la mujer en la sociedad. También fue una de las mayores impulsoras del baile tradicional valenciano recuperándolo en el municipio.
Paquita nació en Albal el 12 de febrero de 1929, hace ahora 90 años. "La Sureta" se crió durante unos tiempos difíciles en España, y donde el papel de la mujer estaba lleno de limitaciones y muchas dificultades. Ella luchó por dar el protagonismo que la mujer debía tener en una sociedad y fue una de las precursoras sus derechos para conseguir una verdadera igualdad entre hombres y mujeres.
El acto de homenaje se celebró en la Casa de la Cultura y fue el alcalde de Albal, Ramón Marí, acompañado del concejal de Cultura, David Ramón, quien hizo entrega del galardón a Paquita la Sureta. No faltó la emoción y el cariño de los vecinos que llenaban las butacas del auditorio de la Casa de la Cultura. "La Sureta” fue muy trabajadora desde bien pequeña, ya que acompañaba a su padre en las tareas del campo, y trabajó de tapicera, en viveros o en la misma cooperativa de Albal.
También colaboró activamente en movimientos juveniles de la localidad, donde destacó por su pasión por los bailes tradicionales, tenia una gran afición y conocimiento, ya que su padre era un gran bailaor y su tío “Vicent el Purere" fue el fundador en Albal dels “balls tradicionals”. Esta pasión fue la que la convirtió en figura indispensable junto con Fermín Pardo, en la recuperación y posterior promoción de los bailes tradicionales valencianos como les Valencianes y el Bolero d'Albal.
Además de su gran aportación a la cultura valenciana, Paquita también destacó por ser la primera mujer concejal del Ayuntamiento de Albal, entre los años 1974 y 1979. El cargo le llegó por sorpresa y como ella misma relata “yo nunca decidí meterme a política, me llamaron y fue el Gobernador quien quitó a los tres hombres que había mandado en la lista desde Albal y me nombró a mi. Los concejales del Ayuntamiento de Albal votaron por unanimidad que entrara en el Ayuntamiento”. Fue la responsable de Cultura y Juventud en el Ayuntamiento .
Paquita desde el Ayuntamiento luchó por la igualdad entre hombres y mujeres, ella recuerda un caso en particular que “conseguí subirle el sueldo a una mujer de la limpieza que hacía además de conserje, y cobraba mucho menos por las dos trabajos que el anterior conserje, pero no sin antes pasar por comentarios algunos compañeros que le decían que como podía comparar un hombre con una mujer a lo que ella respondía con su carisma característico “clar que no”, y añadía “como voy a comparar un hombre con una mujer, si una mujer vale mucho más que un hombre, pero de largo".
Además de política, también hay que destacar su función social por el pueblo de Albal siendo ella una de las fundadoras de Asociación de Amas de Casa de Albal en 1976, y fue de las precursores de la residencia de mayores, que desde su apertura el 1981 ha apoyado y ayudado de manera totalmente altruista. Residencia en la que vive y según ella “me gusta tanto que de aquí no me mueven.Soy muy feliz en la residencia”.
Por todos estos motivos, el Ayuntamiento de Albal, como récord el propio alcalde, Ramón Marí, “decidió por unanimidad de todos los grupos políticos”, conceder el pasado fin de semana el Premio Poble d’Albal a la Paquita la Sureta, y como ella misma decía “me parece demasiado, yo todo lo que he hecho lo hice de corazón, creyendo que era lo correcto, siempre defendiendo a las mujeres. Todo me ha gustada si tocaba bailar a bailar, si tocaba hacer deporte, deporte. He sido y soy muy feliz”.
Informa Nou Horta. Albal
Paquita
Cada día Paquita se sienta en la parada del Autobús.
A los quien le pregunta, le dice ella, que espera a su marido, que se fue al extranjero por no sé qué cosas de la política.
Así cada día. Dice la gente, que la recuerdan haciendo lo mismo desde siempre.
Hoy se ha acercado un caballero y se ha sentado a su lado. Le ha cogido por el hombro y la ha apretado contra sí, mientras le decía: Paquita, mi querida Paquita, soy yo. Estoy aquí. Nunca más estarás sola. Nunca.
Ella le ha mirado y le ha dicho: ¿Usted tiene hijos? Yo no. ¿Sabe? Mi marido se marchó hace mucho. Cuando regrese los tendremos. Tres, tendremos tres. Me gustan los niños. ¿Y a usted, le gustan?
Paquita, soy yo. ¡Mírame!.
Por favor no me entretenga, que puede venir mi marido y tengo que estar atenta.
Paquita... Yo...
Mire, viene otro autobús. Quizá venga en este...
Daniel Shiro