La última carta

Viernes, 27 Enero 2017 09:55 Escrito por  Ginés Vera Publicado en Ginés Vera Visto 2554 veces
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La primera noticia le llegó viendo la televisión. Un grupo de submarinistas habían podido descender hasta un buque de guerra hundido hacía medio siglo. Recordó el día de su boda, la ceremonia urgente para impedir la partida de su marido al frente. De nada sirvió, lo enrolaron a la fuerza. Él le prometió volver al final de la contienda. Ella recibió sus cartas puntualmente hasta cierto día. Lo evocó con lágrimas. Su batallón regresaba en aquel mismo barco que ahora dormía en el fondo del océano. Las imágenes mostraron el impacto de un torpedo, la cubierta oxidada, algunos objetos personales en la bodega…  Apagó el televisor sin poder desconectar de los recuerdos. La segunda noticia le llegó por teléfono. Entre los objetos rescatados hallaron una caja fuerte con correspondencia. Una carta iba a su nombre. No supo qué decir. Fue a la oficina de correos donde un amable funcionario le dio el pésame y aquella delicada carta fechada hacía tantos años. Tardó en abrirla. Le había perdonado que no hubiera cumplido su promesa de volver, pero sentía un dolor ahogado, como si temiera abrir, además, una herida cicatrizada con sufrimiento. No había conocido a ningún otro, le guardó luto hasta que le tocó mantenerlo a la muerte de sus padres. Ella sí había cumplido el juramento hecho el día de la boda, al colocarse el anillo. Este se había aferrado al dedo hasta producirle dolor, sobre todo los días que presagiaban lluvia y cada aniversario de su despedida. Lo rozó con la otra mano, como preguntándose si debía abrir esa última carta. Se sentó en el salón para recibir la tercera noticia. Había tardado en escribirle porque no encontraba las palabras adecuadas. La guerra se había recrudecido, pensó incluso en desertar. Un compañero le evitó el consejo de guerra, lo apoyó en los momentos difíciles, tuvieron que dormir juntos largas noches para vencer el frío y la muerte. Se volvieron inseparables, se salvaron la vida mutuamente… No entendió lo siguiente que leyó, lo repasó tratando de que tuviera algún sentido. Tampoco él sabía bien lo ocurrido, estaba confuso, pero creía no sentir ya lo mismo por ella. La carta cayó al suelo, tardó en recogerla. Estuvo días en un cajón del aparador. Acabó en una pequeña fogata en el jardín donde arrojó el anillo, le costó arrancárselo del dedo. El dolor le duró más que las lágrimas.

 

Ginés Vera

Modificado por última vez en Viernes, 27 Enero 2017 10:08