Parece ser que se ha detectado agua en la Luna, y esta vez va en serio, que no son especulaciones, sino que hay agua de verdad, al menos en forma de hielo. Después de este hallazgo, si no ocurre nada que lo impida, dentro de cuatro años volverá a la Luna una expedición tripulada, y en esta ocasión con una mujer. Este gran paso, facilitará la posibilidad de crear en suelo lunar una estación permanente que sirva de lanzadera para las siguientes exploraciones. Muchos se preguntarán a estas alturas del artículo, para qué ir a la Luna a buscar agua si aquí tenemos tres cuartas partes del planeta llenas de agua a nuestra disposición. Que lo que habría que hacer es cuidar la que tenemos y no usar los mares como contenedores de basura. Y no les faltaría razón, pero eso es otro debate.
Esto de la Luna es como lo de los gamusinos. Tanto se ha hablado de ella que llega a convertirse en una especie de mito. Tantos visionarios, tantos poetas, tantos románticos y también tantos lunáticos han hablado sobre la Luna, que han llegado a desfigurar su realidad física. Mitos y leyendas acaban por hacerte creer lo que sea o descreerlo todo. Más realistas fueron las huellas de Neil Armstrog grabadas sobre el polvo lunar en 1969, por muy discutidas que hayan sido hasta ayer mismo. Se dudará también en esta segunda expedición, porque siempre hay a quien le gusta ponerse a la contra, aunque sólo sea por el simple motivo de hacer valer su propia opinión. Ahí tenemos a los creacionistas, los terraplanistas y los que tienen aún el convencimiento de que Adolf Hitler era un bendito con un noble ideal.
Alcanzaremos la Luna otra vez, la habitaremos, y explotaremos lo que quiera que tenga en el subsuelo, que a nadie le quepa la menor duda. Alguien dirá que tenemos todo el derecho del mundo, que la Luna es tan nuestra como la propia Tierra, puesto que de ella se formó. Y cuando lleguemos a Marte, le llegará el turno a Marte. Y no se trata de que seamos malos ni fieros explotadores, sencillamente somos así. Una especie dotada de pasiones, unas malas y otras no tanto. Buscamos las ganancias, aprovechamos las oportunidades, robamos, esquilmamos. Creo que todo eso también lo hacen los animales y nosotros no estamos tan alejados de ellos. Pero quedémonos con esa máxima que dice que el hombre es la criatura capaz, tanto de lo más abyecto como de lo más sublime. De momento la Luna nos aguarda. ¿Podremos en esta ocasión estar a la altura? Estaré al tanto cuando lo retransmitan dentro de cuatro años, porque creo que la primera vez me lo perdí.
Rafael Escrig