He insistido volviendo al MuVIM (Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad) y el MuVIM ha insistido decepcionándome de nuevo.
Hay una frase referida a Valencia que dice: “Valencia tierra de artistas”. Frase tan tópica y manida como esa otra que proclama que es la tierra de las flores. De todas las ciudades, pueblos o naciones se pueden decir cosas así, son clichés que sólo sirven para demostrar su falsedad. Exactamente lo mismo que pasa con las declaraciones de los políticos que cuando niegan algo, es todo lo contrario. Pero analicemos esos dos tópicos: Valencia ha dado artistas, por supuesto, pero ni más ni menos que otros pueblos. Tenemos un par de personajes de relativa fama mundial y pare usted de contar. En cuanto a las Fallas, sin pretender restarles ningún valor, no pueden considerarse como verdadero arte con mayúsculas, sencillamente porque son la expresión de unos artesanos que realizan un trabajo para ser pasto de las llamas en pocos días, que es lo que más llama la atención de los turistas. En cuanto al segundo tópico, el de las flores, para qué hablar. Este tópico nos llega desde la época musulmana, en que algunos poetas exaltaron los jardines, el agua y la huerta valenciana y que, aun siendo cierto, probablemente exageraron como exageran todos los poetas que ven lo que quieren ver sus ojos enamorados. En cualquier caso, de eso ya hace mucho tiempo y lo que ahora hay es de todo menos flores, agua y bellos jardines.
Si Valencia fuera verdaderamente una tierra de artistas. Si Valencia quisiera revertir el tópico y convertirlo en realidad, tendría unos verdaderos museos, con buenos fondos, y programaría buenas exposiciones de pintura que vendrían a ver de todas partes. Valencia, aunque nos pese, no es referencia museística de ningún tipo. Valencia no figura en el mapa de los grandes museos como Madrid, como Barcelona, como lo está consiguiendo una ciudad como Málaga. Importantes galerías de arte han tenido que irse a Madrid, porque aquí no hay negocio, y eso sucede porque no existe en Valencia ese espíritu cultural y artístico que se proclama. Y porque nuestros iluminados regidores, de quienes dependen museos como el MuVIM, La Nau, El Carme, las Atarazanas o el Almudín, por una especie de ceguera mental, sólo programan decepcionantes y mezquinas exposiciones de arte de vanguardia, sin ninguna repercusión y con un hartazgo sobre el periodo republicano y el monotema de la Guerra Civil. Ya no hablemos del Museo de Historia de Valencia o el de la Almoina, que languidecen por la desidia y la indiferencia de sus responsables. Todo esto se solucionaría si tuviéramos unos políticos que supieran defender lo nuestro y un gobierno de la nación que destinara más caudales públicos a Valencia en lugar de darlo siempre a los mismos. Será porque no sabemos quejarnos.
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