Cuando vienes, yo,
como aquel niño
que extrañamente
con dinero,
entraba a la paraeta.
Que miraba con ojos grandes,
que no sabía,
que dudaba.
Que volvía a mirar
y al fin las encontraba,
que le preguntaban:
¿qué quieres?
y que sin dudar,
dejaba todo el dinero
encima del mostrador
y decía: quiero de esas.
¿Todo el dinero?
Sí, todo.
Y salía, y corría.
Y se las comía
de una sentada.
Así…
cada vez que vienes
y te veo.
Que llegas.
Que me miras,
y que
yo te como…
Porque…
tú siempre:
Mi chuche