Se acercan las Fallas y todas aquellas personas que están involucradas de una u otra forma con la fiesta ultiman los detalles para ajustar el traje que se nos ha quedado pequeño, llevarlo a la tintorería o porque no, estrenar un vestido nuevo. La indumentaria valenciana es muy rica y además de contar con grandes expertos en el sector y una gran tradición, se permite año tras año innovar en ciertos aspectos, aunque siempre la tendencia apuesta por recuperar las prendas más antiguas.
En cuanto a la confección, se acortan las faldas y se les quita el vuelo exagerado, y por lo que respecta a las telas se elaboran sedas con dibujos más planos y clásicos, imitando tejidos antiguos. Por ello, también se recuperan tejidos como el Damasco o la Tapicería. Aunque la gran estrella de la indumentaria valenciana sigue siendo el espolín, siempre podemos optar por otros tejidos si no queremos hacer una inversión tan importante.
Con todo esto, el objetivo no es otro que aprender algo más sobre los diferentes tejidos de los que disponemos para elaborar nuestro traje de valenciana. Cuando vamos a una tienda nos guiamos por lo que nos gusta y muchas veces nos decidimos por el precio, pero ¿sabemos realmente lo que estamos comprando?
Para evitar adquirir algo sin saber si compramos seda natural o un tejido sintético o si por otro lado estamos pagando mucho por un tejido de calidad inferior, o simplemente para tener un mayor conocimiento de lo que podemos encontrar a día de hoy en tejidos para trajes de fallera, acudí a una de mis tiendas favoritas del centro de la ciudad. Su procedencia viene nada más y nada menos que de los archiconocidos Almacenes España. Un cambio generacional ha dado vida a Aguas de Marzo. Marzo es el mes de las Fallas y Aguas el apellido que tiene en común prácticamente la totalidad de la plantilla. Aquí se trabaja en familia, me dijo María Ghoshe Aguas. Ella fue la encargada de mostrarme la tienda, el trabajo que realizan día a día y lo que pude comprobar por mí misma: conocen a la perfección tejidos, técnicas y proveedores. Así que intentaré de ahora en adelante transmitiros todo lo que debéis saber de las telas de fallera.
Hay diferentes colores, dibujos, casas proveedoras, anchos y también calidades. No todos los vestidos de fallera se elaboran con seda. La tela más básica es el rayón, que imita la seda pero realmente proviene de sedas sintéticas.
Cuando vas a a comprar tela para un traje los cortes van ya predeterminados para un traje de adulto. En el caso de las telas estrechas, también conocidas como ancho de casulla, cuentan con cantidades de 12 a 13 metros. Los cortes de doble ancho, de 140 cms, tienen de 5,5 a 6 metros. El ancho de las telas siempre depende del dibujo y puedes conseguir un corte de rayón desde los 400 euros. El precio se eleva en algunos casos hasta los 900 euros.
Como se está volviendo a los modelos más antiguos, y cada vez se pide más el traje del siglo XVIII, frente al del siglo XIX que conocemos como fallera o manga de farol, se utiliza para confeccionarlo una tela que se conoce como Damasco. El Damasco se suele elaborar con un máximo de dos colores y su precio es tan variado que puedes encontrar desde 150€ el corte a los 1500€. Otro de los tejidos de moda es la tapicería, que admite muchos más colores y esta realizada en algodón o viscosa, y a veces podemos encontrarla con fondo de tafetán, como podemos ver en la tela gris con tonos azules.
La seda de doble ancho, se está elaborando con flores más planas para volver a diseños antiguos y el precio va en función del número de hilos utilizados en la elaboración del corte de tela. Una seda de doble ancho está alrededor de los 1500 – 1800 euros y las sedas estrechas son algo más caras pudiendo costar hasta unos 4500 euros.
La seda estrecha que se conoce como espolín, se elabora a mano y puede llevar varios meses de trabajo. Los hilos se anudan a mano en un telar con lanzadera. La propia María me invita a visitar un antiguo telar que está expuesto en el Colegio Mayor de la Seda de Valencia. Ahí podremos observar como se trabaja un espolín y se puede contribuir económicamente a su restauración. Y desde estas líneas os invito yo a conocer este trabajo tradicional que hacen de la indumentaria valenciana una de las más ricas del panorama nacional. Pero si queremos tener una verdadera joya como estas, deberemos pagar entre 8000 y 15000€.